viernes, 26 de octubre de 2012

Llegó el momento, somos , somos yo en la misma habitación. Esta vez somo dos cuerpos,  no estás dentro de mí, no somos uno.
Yo te miro, intento introducirme en tus ojos mientras estos están clavados al suelo. ¿A caso no quieres ver mis lágrimas? ¿Te da miedo reconocer lo que provocas en mi? ¿Temes que te diga lo que siento con tan solo una mirada? ... Silencio, no se oye más que ese horrible vacío que surge de tus fríos gestos. 
Si por mí fuera te robaba el más pasional de los besos, pero no puedo, no debo ... Intento callarme mientras en mi cabeza no se oyen más que gritos preguntándose que es lo que hice mal. No se escuchan más que pensamientos en la habitación hasta que de repente  mi corazón rompe aquel silencio con un estilo suicida por medio de un hilo de voz ... Pensaba que éramos para siempre... 
Por fin me miras y me abrazas. ¿Eso es una disculpa? 
¿Lo seguimos siendo ... o no?
Pasan minutos desde tu : Me tengo que ir... Lloro y se convierte en un no parar de lágrimas. ¿Qué debo de decir para que te quedes? ¿Hay alguna contraseña? ¿Alguna palabra mágica? Quédate te pido... Me quiero morir suelta mi corazón sin permiso de mis cuerdas vocales junto con un... Te quiero ... 
Tus labios esta vez no besan mi frente si no más abajo, justo debajo de la nariz... 
Mis labios te corresponden , no paran de besarte. Dulce adicción que me puede.
Cara a cara observo tus ojos azules que hasta al momento estaban secos.. Ahora llorosos junto con tu tierna voz:
Seremos para siempre.

2 comentarios: